Directo al rostro, directo a los ojos
Agresiones policiales durante las protestas en Mérida el 8 de mayo de 2017
Días atrás, durante las protestas de la semana del 19 de Abril, nos habían avisado que las órdenes eran de “disparar a matar”.
Este 8 de mayo, tras intensa represión policial de manifestaciones espontáneas hubo innumerables heridos por perdigones y balas; ataques militares con gases a más de 7 zonas residenciales durante horas de la noche y secuestro de manifestantes, sin distingo de edad, por parte de colectivos armados y posterior retención ilegal en sede de la Gobernación y abuso a su integridad física y psicológica mientras permanecían incomunicados.
Personas que ingresaron a centros de salud presentaban heridas de más o menos gravedad por armas de fuego y objetos contundentes en cráneo, brazos, tórax y órbitas oculares. Además otro número elevado de personas, tal vez más de 50, fueron atendidas por asfixia debida a inhalación de gases lacrimógenos y por trastornos nerviosos y de conversión, sin contar los heridos que han sido atendidos privadamente.
Es alarmante constatar que se consolida un patrón policial de disparar al rostro, a los ojos, produciendo heridas que ameritan intervención quirúrgica y que han ocasionado, en algunos casos daños graves e irreversibles. En el caso de las mujeres, la práctica parece ser disparar a corta distancia hacia los senos ocasionando heridas profundas que involucrarían además violencia de género.
Cabe señalar que la práctica policial de atacar a la cabeza y al rostro revela la intención de herir en la parte más vital y vulnerable de todo ser humano, ello con el objeto de lesionar directamente la vida de quien manifiesta. Estas prácticas constituyen graves violaciones a los derechos humanos y son legal y éticamente reprobables.
Nota: Hemos omitido detalles de información y cifras a fin de salvaguardar identidad de nuestras fuentes y víctimas que así lo han requerido.